Romance de sor Juana Inés de la Cruz

A San Pedro

Del descuido de una culpa,
un gallo, Pedro, os avisa,
que aun lo irracional reprehende,
a quien la razón olvida.
¡Qué poco la Providencia
de instrumentos necesita,
pues a un apóstol convierte
con lo que un ave predica!
Examen fue vuestra culpa
para vuestra prelacía,
que peligra de muy recto
quien de frágil no peligra.
Tímido mueve el impulso
de la mano compasiva
quien en su castigo proprio
tiene del dolor noticia.
En las ajenas flaquezas
siempre la vuestra se os pinta,
y el estruendo del que cae,
os recuerda la caída.
Así templan vuestros ojos
con la piedad la justicia,
cuando lloran como reos,
lo que como jueces miran.
 

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