Glosa a San Josef
¿Cuán grande, Josef, seréis,
cuando vivís en el cielo,
si cuando estáis en el suelo
a Dios por menor tenéis?
¿Quién habrá, Josef, que mida
la santidad que hay en vos,
si el llamaros padre, Dios,
ha de ser vuestra medida?
¿Qué pluma tan atrevida
en vuestro elogio hallaréis?
Pues si lo que merecéis,
el que os quiere definir,
por Dios os ha de medir,
¿cuán grande, Josef, seréis?
Fue tanta la dignidad
que en este mundo tuvisteis,
que vos mismo no supisteis
toda vuestra santidad;
porque, acá, vuestra humildad
puso a vuestra virtud velo,
porque con tanto recelo
vuestra virtud ignoréis,
y solo la conocéis,
cuando vivís en el cielo.
El Señor os quiso honrar
por tan eminente modo,
que aquél que lo manda todo,
de vos se dejó mandar.
Si favor tan singular
mereció acá vuestro celo,
no hay por qué tener recelo
de que por padre os tendrá
cuando estáis glorioso allá,
si cuando estáis en el suelo
vos os queréis humillar;
mas Dios, con obedecer,
nos quiso dar a entender,
lo que vos queréis negar.
Sois, en perfección, sin par,
y cuanto ocultar queréis
lo mucho que merecéis,
porque la naturaleza
conozca vuestra grandeza,
a Dios por menor tenéis.
¿Cuán grande, Josef, seréis,
cuando vivís en el cielo,
si cuando estáis en el suelo
a Dios por menor tenéis?
¿Quién habrá, Josef, que mida
la santidad que hay en vos,
si el llamaros padre, Dios,
ha de ser vuestra medida?
¿Qué pluma tan atrevida
en vuestro elogio hallaréis?
Pues si lo que merecéis,
el que os quiere definir,
por Dios os ha de medir,
¿cuán grande, Josef, seréis?
Fue tanta la dignidad
que en este mundo tuvisteis,
que vos mismo no supisteis
toda vuestra santidad;
porque, acá, vuestra humildad
puso a vuestra virtud velo,
porque con tanto recelo
vuestra virtud ignoréis,
y solo la conocéis,
cuando vivís en el cielo.
El Señor os quiso honrar
por tan eminente modo,
que aquél que lo manda todo,
de vos se dejó mandar.
Si favor tan singular
mereció acá vuestro celo,
no hay por qué tener recelo
de que por padre os tendrá
cuando estáis glorioso allá,
si cuando estáis en el suelo
vos os queréis humillar;
mas Dios, con obedecer,
nos quiso dar a entender,
lo que vos queréis negar.
Sois, en perfección, sin par,
y cuanto ocultar queréis
lo mucho que merecéis,
porque la naturaleza
conozca vuestra grandeza,
a Dios por menor tenéis.