Villancico de Sor Juana Inés de la Cruz

Villancico

A lo mismo

Hoy es del divino amor
la encarnación amorosa,
fineza que es tan costosa,
que a las demás da valor.
Que aunque el bien en los nacidos
primero, fue el ser formados,
¿para qué era ser crïados,
sin poder ser redimidos?
Ni el poder solo gozar
el ser pudo ser placer;
porque, ¿para qué era el ser,
si era el ser para penar?
Los misterios eslabona
y es, para nuestro remedio,
del de la redención, medio,
del de la creación, corona.
¿Qué bien al mundo no ha dado
la encarnación amorosa
si aun la culpa fue dichosa
por haberla ocasionado?
Ni ella sola ser podía
causa, que si se repara,
para que Dios encarnara,
bastaba sola María.
Lo contrario no lo admito,
porque se me hace extrañeza,
poder más que su belleza,
el remedio de un delito.
Que aunque éste importó al consuelo
de un mundo en llanto profundo,
¿cuánto valdrá más que un mundo,
la que vale más que el cielo?
Aunque de haber encarnado
pudo ser doble el motivo:
de todos, por compasivo,
de ella, por enamorado.
Y así el bajar este día
al suelo, por varios modos,
fue por la culpa de todos
y la gracia de María.
 

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